El aprendizaje cooperativo alimenta el sentimiento gregario.

Publicado el 7 Feb, 2022
En la década de los 60, los hermanos David y Roger Johnson, dos docentes de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), comenzaron a investigar y a reflexionar sobre si el aprendizaje individualista propio de la época era beneficioso para los estudiantes y fueron los encargados de definir el aprendizaje cooperativo: “Se trata de un sistema de interacciones cuidadosamente diseñado que organiza e induce la influencia recíproca entre los integrantes de un equipo”.

 

Así, esta metodología trabaja cinco elementos esenciales:

  1. La interdependencia positiva.
  2. La responsabilidad individual.
  3. La interacción motora.
  4. Las habilidades sociales.
  5. El procedimiento del grupo (a la hora de reflexionar sobre las metas conseguidas). 

De modo que el trabajo cooperativo promueve el establecimiento de un vínculo entre los miembros del grupo, que fomenta la ayuda, la participación equitativa, la responsabilidad individual de cada uno de los participantes, el procesamiento del resultado por parte del grupo y el desarrollo de unas habilidades interpersonales relacionadas con animar, pedir ayuda, ofrecer explicaciones, buscar la comprensión, debatir, resolver problemas o ‘criticar’ las ideas sin criticar a los individuos.

En este tipo de aprendizaje los estudiantes trabajan juntos (quieran o no) porque se necesitan los unos a los otros para finalizar la tarea y llegar a una meta común. Es decir, el objetivo no es sólo el producto final sino el proceso para lograr que todos aprendan mejor.

 

El papel del docente

En el aprendizaje cooperativo, el profesorado realiza una función proactiva. “Distribuye a los alumnos en grupos, propone las normas y reparte los roles que desempeñarán los estudiantes. También se encarga del diseño de la situación cooperativa teniendo en cuenta los elementos que conforman este tipo de aprendizaje”, indica Manso.

 

Actividades para ponerlos en marcha

El aprendizaje cooperativo se puede poner en práctica desde los primeros niveles educativos y en todas las materias. En una situación cooperativa el docente establecerá la estructura cooperativa del grupo-clase, así como la ruta de trabajo e interacciones que seguirán los estudiantes. 

Por ejemplo, un ejercicio podría estar relacionado con la escritura: escribir una carta entre varios estudiantes. Para llevarlo a cabo a través del aprendizaje cooperativo se proponen los siguientes pasos:

  1. Preparar ideas por separado. Cada uno de los miembros prepara sus ideas a exponer en la carta, fomentando la responsabilidad individual.
  2. Poner en común las ideas decidiendo cuáles son imprescindibles. De este modo, comparten material y pueden tener una recompensa conjunta si lo hacen bien promoviendo, así, la interdependencia positiva.
  3. El papel del docente. El profesor establece las conductas esperadas dentro del grupo: participación de todos los miembros, no ausentarse del grupo, parafrasear las ideas interesantes… lo que impulsa las habilidades sociales.
  4. Apoyarse entre compañeros. Los participantes se apoyan, se animan y comparten impresiones. Escriben la carta turnándose en el desempeño. Aquí se hace uso de las interacciones promotoras.
  5. Evaluación final. Finalmente, comprueban si han cumplido los objetivos y se evalúan para ver en qué pueden mejorar, es decir, el procesamiento del grupo.

Estos diferentes momentos y necesidades de interrelación pueden favorecerse con la creación de diferentes espacios en una misma aula. Sentirse en un espacio seguro impulsa la confianza, la aceptación y el compromiso de cada miembro del grupo e impulsa las habilidades y la maduración social que el aprendizaje cooperativo genera. 

 

El mobiliario como aliado

Entender el mobiliario como un facilitador de roles, interacciones y experiencias ha ayudado a impulsar estas tendencias educativas que están redefiniendo la escuela del s. XXI.

Además del confort de una buena estructura, la ergonomía en el diseño y el uso de materiales de calidad y sostenibles, la versatilidad y la polivalencia son los grandes protagonistas de las propuestas en pupitres y mesas de aprendizaje cooperativo. 

Creando un ecosistema favorable, la cooperación sucede.