La pandemia (todavía en curso) ha alterado las rutinas cotidianas de miles de millones de personas en todo el mundo que, confinadas en sus hogares, han visto que la separación entre el trabajo y el descanso se ha vuelto extremadamente borrosa. Nos hemos visto obligados a repensar y reconfigurar la disposición de nuestros espacios personales.
Han abundado las conversaciones sobre cómo crear espacios de trabajo flexibles en un entorno doméstico y nos hemos cuestionado si las propias oficinas son un modelo anticuado que deberíamos dejar atrás.
No dejemos de lado una parte importante de esa conversación: el impacto que la pandemia ha tenido en los niños, específicamente en los de nivel primario, en su educación. Se han visto acentuadas las desigualdades: algunos niños aprendiendo con velocidades de conexión a Internet lentas, o luchando por tener el espacio necesario para completar adecuadamente las actividades educativas.
Dado que las escuelas de educación infantil desempeñan un papel fundamental en el desarrollo social y emocional de los niños, y como eje fundamental del consecuente desarrollo de la sociedad, no nos tiene que extrañar el pensar que el diseño de sus espacios interiores es tan importante como el diseño del exterior, ya que la mayor parte del tiempo se pasa aprendiendo dentro del edificio.
Cuando los arquitectos, en un mundo post-pandémico, se pongan a diseñar edificios de educación infantil, habrá que prestar la debida atención al diseño interior de los espacios educativos, que tienen un impacto psicológico en la forma en que el niño aprende.
¿Qué puede hacer que un espacio educativo sea tranquilo, acogedor y dinámico?
1- Cercanía a la naturaleza
Los estudios demuestran que la incorporación de plantas en el aula mejora las notas de los alumnos de secundaria y hace que los estudiantes y el personal se sientan más cómodos, independientemente de su edad. Una forma de conseguir esta cercanía es contar con vegetación intercalada en el campus, lo que proporciona una bienvenida presencia de la naturaleza en medio del diseño interior del edificio.
Además, disponer de mobiliario adaptado para dar clases para exteriores
2- Luz natural
A Pattern Language, el libro seminal del profesor emérito de arquitectura de la UC Berkeley, Christopher Alexander, menciona el hecho de que los bajos niveles de luz en las aulas afectan a la capacidad de los estudiantes para regular el ciclo natural de sueño y excitación del cuerpo.
La Escuela Primaria Comunitaria para Niñas de Keheme (Sierra Leona), diseñada por Orkidstudio, lo consigue con la presencia de grandes aberturas en la pared junto con la presencia de un techo elevado, que además de proporcionar ventilación también permite que las aulas sean espacios llenos de luz y acogedores.
3- Flexibilidad
Al igual que ocurre con los espacios de coworking, los estudiantes también se benefician de la disposición abierta y fluida de las aulas. La posibilidad de mover el mobiliario y crear espacios que se adapten a diferentes tipos de aprendizaje proporciona un entorno flexible que se adapta a las necesidades de los distintos estudiantes en distintos momentos.
Las mesas diseñadas para el trabajo cooperativo que permiten hacer y deshacer grupos de trabajo, almacenarse y moverlas fácilmente son el paradigma de flexibilidad que las nuevas dinámicas requieren.
ARTÍCULO DE REFERENCIA
https://www.archdaily.com/959085/interior-wellbeing-the-design-of-educational-spaces